diumenge, 22 d’abril del 2012

Mehndi

Ahir a la festa de preparació del casament de l'Shrenik i la Juhi em van pintar les mans amb mehndi. És un ritual nupcial indi que dura fins al casament, que és el dimecres. Van pinta'ls-hi les mans a totes les dones de la festa, però depenent de la relació amb els nuvis els dissenys eren més o menys rics; n'hi havia que cobrien els braços i tot. Amb mi s'hi van estar una bona estona amb cada mà i la manera de treballar-ho us sorprendrà: fan els dibuixos amb mini mànegues de pastisser! Em van preguntar quins motius volia, alguna cosa que m'agradés, i em van agafar tan desprevinguda que no vaig saber què respondre i la Neera, la germana de la Sukeshi, els hi va dir a les noies: "Feu-li paons". Al principi és una pasta tova que es va anar assecant al llarg de la vetllada fins que va agafar un color taronja claret. I poc a poc es va enfosquint fins que aquest matí...
Encara no m'he atrevit a mullar-me les mans!

dimarts, 17 d’abril del 2012

Qué comemos en la India

Una pequeña muestra de lo que comemos por aquí: dal (lentejas), chana (garbanzos), arroz basmati de verdad, chiles, jamun (el fruto negro), gengibre, bhindi (la verdura rara), el omnipresente cilantro y aceites de origen variado (en este caso, de mostaza y de cacahuete).

dijous, 12 d’abril del 2012

Un pequeño descubrimiento

Estábamos admirando las cuevas budistas de Ellora (siglos VI y VII dC), sus paredes y columnas esculpidas, cuando de repente me fijé en unos garabatos que había en el suelo rocoso:



Y yo que pienso: "¡parecen juegos de mesa!". Y no lo he podido confirmar, pero el primero tiene toda la pinta de ser un arquerque de nueve, y el último un manqala en su versión del sur de la Índia (2x7) tal y como se explica en este enlace: http://www.awale.info/juegos-manqala-en-el-sur-de-asia

dimecres, 11 d’abril del 2012

Postals de Nashik

Nashik és una de les ciutats més sagrades de l'Índia. La creua el riu Godavari i és en aquest que la gent hi realitza les ablucions rituals i la crema dels morts. Potser de cara al turista occidental no és tan coneguda com Varanasi (Benarés) i potser és per això, o a causa d'això, que no vam veure-hi cap crema. Però sí que es reuneix molta gent a la zona del riu: a les escales i places dels voltants la gent passeja, contracta cerimònies, compra i ven, hi ha paradetes de records religiosos i de fruita i verdures, de xarlatanes que ofereixen remeis miraculosos i de místics que en un moment et fan la carta astral. També és una ciutat de temples antiquíssims que vam visitar de manera respectuosa, descalços i en silenci mentre observàvem els habitants de Nashik realitzar les pregàries matinals.
La particular arquitectura dels temples indis.
Com els agraden els balls i les cel·lebracions als indis!
Un shivalinga.
A cal barber!
Nashik és terra de vins i, per tant, de panses.
El mercat.

Un dels molts temples de la ciutat, fets de basalt.
Venedora de pólvores rituals.
A l'Índia l'espiritualitat es troba a qualsevol racó.
Vista general del riu Godavari.

dilluns, 9 d’abril del 2012

El arte de timar al turista

Los indios son grandes expertos en lo que al timo se refiere. O quizá debería decir “grandes expertos en conseguir que pagues lo que crees que vale ese artículo”. Supongo que en su origen consideraban que un artículo valía lo que el comprador estuviese dispuesto a pagar o lo que el vendedor estuviese dispuesto a recibir. De ahí lo de regatear, porque esos dos precios raramente coinciden. Pero hoy en día con el auge del turismo y la creencia de que la gente en occidente es inmensamente rica, la sensación que uno acaba teniendo es que le timan por todas partes. Saben que no sabes cómo regatear, saben que no sabes lo que valen las cosas. Te ven indefenso, huelen la indecisión. Y se aprovechan. Veamos unos cuantos ejemplos:

Cuevas de Ajanta, 9 de la mañana

Somos los primeros turistas en aparecer en el recinto. Justo antes de la parada del bus que lleva a las cuevas, hay un pequeño mercado turístico. Y justo antes de este, los vendedores te esperan como buitres. Pero no para abalanzarse con las baratijas colgando, eso es poco elegante. El sistema de estos consiste en preguntarte de dónde eres, sonreír y decir “oh, beautiful city”, preguntarte el nombre y finalmente invitarte a su tienda. Parece muy obvio contado desde aquí, pero cuando estas allí, que no sabes muy bien hacia dónde ir y todos parecen tan amables, la cosa cuela. A nosotros hasta nos invitaron a un chai y nos hicieron sentar, cosa que, por lo que he leído, no es tan rara. Luego empiezan a mostrarte collares, tallas de piedra, gemas, lo que sea, siempre recalcando que no tienes por qué comprar nada si ven que pones mala cara. Se agarrarán a cualquier mínimo comentario que puedas soltar por gentileza, tipo “it’s nice”, y te lo recordaran cada vez que intentes huir, te pondrán ese collar o esa talla en la mano, y te dirán cosas tipo “sé que gusta, te lo dejo por X, y por X si además compras X” mientras repiten tu nombre sin parar para atraer tu atención (esa me pareció una técnica muy terrible pero efectiva). Incluso se pelearán entre ellos para venderte la misma cosa, lo que genera al estresado turista el sentimiento de “ahora al menos se lo tengo que comprar a uno de los dos”. Pueden llegar a ser tan insistentes e imitar tantas poses (desde cabrearse a poner cara de cordero degollado) que acabas comprando no sabes muy bien si por pena, miedo, ganas de huir o falta de voluntad (te la chupan como vampiros, los cabrones). Supongo que a estas alturas no os sorprenderá que les comprásemos algo. También cayeron un par de americanos que nos encontramos luego en Aurangabad y que nos dijeron que habían comprobado que nos cobraron las baratijas diez veces más que su precio estándar.

Los rickshaws y taxis

Subirte en un rickshaw es siempre emocionante porque no sabes si el que has pillado será honesto con el precio, sabrá dónde va, te devolverá cambio o tendrá suficiente gasolina. En otro post ya os hablaré específicamente de este método de transporte, pero ahora me gustaría decir que dependiendo de la ciudad, el lugar donde lo cojas, etc. los ricksheros usan una técnica u otra para sacarte hasta el último céntimo. Una técnica habitual es no poner el meter, decir que está roto y hasta enseñarte el cable pelado que lo demuestra. Entonces es cuando te ofrecen un precio desorbitado sobretodo si saben que no tienes otro método de transporte (caso de los hoteles de las cercanías de Nashik). O puede que no tan caro, pero que a mitad de camino el rickshero pare y pregunte a un colega dónde está el sitio y que entonces entre los dos te expliquen que está más lejos de lo que creían y que le tienes que dar 80 rs más. También nos hemos encontrado taxistas que haciendo caso omiso de nuestras quejas nos han dado la vuelta padre. Lo jodido es que con esta gente es muy difícil conseguir que lo acepten y nos devuelvan parte del dinero (sobre todo cuando les das más porque no llevas suelto). Y si bien esta técnica se encuentra en todos los países, que no te devuelvan el cambio ya es más sorprendente. Normalmente se lo pasas porque son solo unas monedas (céntimos de euro) y no tienes ganas de discutir, pero si lo piensas en conjunto… ¡se sacan unas pelillas de más por la cara!

Comprar en sitios turísticos

Leí en la guía que en Aurangabad hay un taller donde bordan a mano saris típicos de la zona. Pero no supe leer entre líneas que eso es una atracción para turistas. Que si está en la guía es por algo. El sitio tiene un aspecto entre museo y tienda, en la parte de delante tiene los telares donde trabaja la gente y detrás hay la tienda donde te enseñan los saris. Es el negocio perfecto, porque se aprovechan de que la artesanía esté tan bien valorada por los turistas para hinchar los precios tanto como quieren. Luego hasta te hacen una rebaja y todo y piensas, “qué majos son”. Pues bien, compré un sari de seda (¡sísí, un sari!) muy chulo la verdad, pensando en llevarlo en una boda a la que vamos a asistir, y me cobraron unas 10.000 rs (unos 150 euros). Sabía que los hechos a mano cuestan desde 3.000 rs hasta 20.000, 30.000, etc. y viendo que los que me enseñaron por 5.000 rs aprox. eran de peor calidad, me pareció un precio aceptable. Pues bien, hablándolo esta mañana con mi profe de hindi, me dijo que eso en Mumbai lo hubiese encontrado por la mitad de precio. O menos. Y no porque sea Mumbai, si no porque no valen tanto los de esa calidad. Que me timaron de nuevo, vamos.