diumenge, 24 de juny del 2012

Ir al cine en Mumbai

Sábado, 4 de la tarde. Decidimos celebrar la vigilia de Sant Joan yendo al cine a ver Brave (la primera opción era quedar para tomar algo con los compañeros, pero resulta que toca fútbol). Nos ponemos a internet a buscar dónde la echan... y la cosa se complica. Webs de cines con la usabilidad de un muñón, carteleras que no van o se contradicen, teléfonos de contacto con contestador automático... ¡Parece que ir al cine en esta ciudad es como jugar a la ruleta!

Al final Jose se baja una aplicación para móviles que contiene una lista con los cines que la echan en 2D. A las 10 de la noche en el Metro Big Cinema. Bien.

Llegamos allí a las 19h, nuestra intención es comprar ya las entradas y luego ir a visitar el barrio de Kalbadevi. Pero ¡ay, amigo! resulta que la aplicación estaba mal y que la peli era a las 10 de la mañana. Intentando controlarme le pregunto al taquillero si me puede decir en qué otros cines de su cadena la echan en 2D esa tarde, dado que en la web de la compañía los horarios para el mismo día no salían. Me dice que si queremos verla en 3D la echan allí en 10 minutos, y que de los otros cines ni idea. Maldigo en voz alta la inutilidad de este país y al inventor del 3D. ¿Qué opción nos queda? Según la aplicación, la echan a las 10 de la noche en un cine a la otra punta de la ciudad, pero visto lo visto es muy probable que en ese cine también se hayan equivocado y que en realidad sea a las 10 de la mañana, con eso de que es una peli "para niños" y en 2D para más inri.

Decidimos seguir adelante con nuestro plan de visitar el barrio de Kalbadevi; ya nos preocuparemos más tarde del cine. El barrio es muy antiguo, con edificios enormes y sucios, mucho templo, mucha tienda, mucha gente y lluvia cada dos por tres. Nos gusta descubrir nuevos rincones de esta ciudad, pero con tanto gentío acabamos muy cansados. Es entonces cuando vuelvo a sacar el tema del cine. Son las 20h y algo, si cogemos el tren aún llegamos a intentar pillar alguna sesión en uno de los multisalas de Andheri West. Con las pocas ganas que nos quedan, decidimos intentarlo. Taxi hasta la estación, tren hasta Andheri, rickshaw hasta los malls... y ¡bingo! tienen una sesión a las 22:15h. En 3D, claro, pero hay que saber cuando una batalla está perdida.

Compramos las entradas, dejamos que nos revisen la bolsa (llevamos una cámara pero como tenemos pinta de turistas nos dejan pasar) y subimos arriba a comprar algo para cenar. Hay variedad para escoger: palomitas, pizzas, pasta, bocadillos... Al final nos pillamos unos momos y una chilla. Que qué entrada tenemos, nos pregunta el tipo que despacha. ¿Por? Pues porque resulta que te lo traen a la sala. Así no tienes que esperar, solo tienes que molestar al resto de espectadores mientras el camarero cruza toda la sala con tu pedido a media película. Claro que cuando todo el mundo lo hace, ¿quién es el raro ahí?

Eso estaba reflexionando yo cuando, ya sentados en las butacas, los anuncios terminaron para dejar paso a una bandera digitalizada de la India y unas letras que decían: "Himno nacional. Por favor pónganse en pie". Y ante nuestro asombro todos los indios de la sala se levantaron para escuchar respetuosamente el himno nacional. Nosotros hicimos lo mismo no sin pensar que estas cosas eran más propias de otros tiempos y otros regímenes. Pero eh, cada uno construye país como mejor sabe.

Por fin empieza la peli y poco a poco nos vamos adentrando en la historia y olvidándonos de todo. Vemos los problemas que tiene Mérida, una adolescente escocesa, con su madre, que no la comprende. Mérida, impulsiva, intenta cambiar las cosas a lo bestia, no le sale bien y... ¡Vaya, se ha cortado la peli! Eh, ¿por qué nadie se queja? ¿Y eso no será... ¡un camarero!? Pues sí, es un camarero que viene a preguntar si queremos algo más mientras el personal se dedica a ir al lavabo o a estirar las piernas. ¿¿Pero esto qué es?? Me parece muy bien que vivan anclados en el pasado, con intermedios, etc., pero alguien debería explicarles que hoy en día las películas no vienen preparadas para ello ni falta que hace.

En fin, creo que tardaremos mucho en volver a ir al cine en este país...

1 comentari:

Antonio Salamanca ha dit...

Muy interesante la experiencia. Cada vez estoy más convencido de que no valoramos lo que tenemos, los que vivimos en el primer mundo. Llevo unos unos días que cada vez que me preguntan ¿Qué tal? respondo: Muy bien, tengo una casa con grifos. El interlocutor se extraña y tengo que aclarar: mi abuelo se consideraba un afortunado porque tenía un pozo en el patio trasero, ni siquiera tenía que salir de casa para coger agua; pues yo estoy mucho mejor, me basta con girar la palanquita para que el agua acuda a mis manos por arte de magia. Los próximos días voy a cambiar el rollo: ¿Qué tal? Muy bien, he ido al cine y he podido ver la peli que quería, a la hora anunciada, y sin 3D.
Un abrazo, suscrito RSS al blog, gracias por compartirlo.