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dijous, 29 de novembre del 2012

Vull un sari!

Si ets dona, no és estrany que després de passar mesos a l'Índia passejant i observant les altres dones et vingui de gust provar això de dur un sari. El sari, per si no ho sabeu, és un vestit tradicional indi que consisteix en una tela de diversos metres que s’enrotlla al voltant del cos. Són molt elegants i vistosos i els responsables de fer de l'Índia un país tan acolorit. Així doncs, vols un sari, però... per on començar?

Un sari consta de tres parts: la tela, la brusa o choli i el petticoat (una faldilla que va a sota com si fossin uns enagos). Normalment a les botigues de saris no els venen ja fets, sinó que el que compres és la tela. Aquesta té al final un tros ja reservat per a què el sastre en tregui la brusa. Una altra opció és comprar la tela de la brusa per separat. Finalment, el petticoat es pot comprar o bé ja fet o només la tela, a les matching shops.

També és a gust del consumidor decorar el sari amb brodats, lluentons, penjolls i demés elements decoratius que es venen a les botigues corresponents. Si feu una volta pel barri de Santacruz trobareu infinitat de botigues dedicades al tema.

Un cop tens tot el material és hora d'anar a cal sastre. És amb aquest que discutiràs el disseny de la brusa (amb mànigues o sense, més o menys escotat, etc.). El sastre també s'encarregarà del petticoat i de fer-li les vores i el "fold" al sari (el fold és un tros de tela que es cus per sota a la part que va als peus per donar-li pes i consistència). Tot plegat calculeu que us pot sortir per unes 800 rs.

Ha arribat el dia. Aneu al sastre i recolliu el sari. I ara, com me'l col•loco? Si no teniu cap amiga que en sàpiga, una opció és consultar youtube: hi ha moltíssims vídeos que expliquen diverses maneres de dur-lo. La resta, és pràctica.

divendres, 5 d’octubre del 2012

Un nuevo habitante en casa

Desde ayer, una salamanquesa se ha instalado a vivir entre las peras y los tomates del cesto de la fruta. Jose dice que no la moleste, que no hace nada y que además puede que nos ayude con los mosquitos. Eso no quita que cada vez que me acerco a buscar una pieza lo haga con sigilo y zarandeando de lejos los tomates para evitar sorpresas desagradables para ambas.

diumenge, 30 de setembre del 2012

dissabte, 29 de setembre del 2012

Comportamientos dominicales

Es domingo y a Jose le ha dado por hacer manualidades (o bricolaje, que queda más masculino). Después de desayunar y mientras yo me dedicaba a los artículos de opinión del periódico, él ha ido a buscar un destornillador y se ha puesto a desmontar los cuadros de interruptores de la casa. Dice que quiere arreglar no sé qué ruedecilla de control del ventilador, una mejora que no le discuto. Pero yo sospecho que la razón principal es alguna especie de mecanismo genético primitivo que empuja a los varones emparejados de cierta edad a reivindicar su idiosincrasia dentro de un modelo familiar cada vez más igualitario. Seguiremos informando.

dijous, 26 de juliol del 2012

dimecres, 18 de juliol del 2012

El dia del meu aniversari

Mare meva! Aquest matí quan m'he aixecat i he encès l'ordinador, quantes felicitacions! Quina il·lusió! Així que per donar-vos les gràcies, ràpidament he acabat de preparar les orelletes que vam fer ahir a la tarda (els hi faltava el sucre glaç) i li he dit al Jose que em fes una foto així, acabada de llevar i con esos pelos. Moltes gràcies!! Si pogués us enviaria una orelleta per correu a cadascú. ^^

(Pels que pregunteu com són els aniversaris indis, doncs ho vaig preguntar a la veïna jainista, que duu una vida més tradicional i menys occidentalitzada, i em va dir que no ho celebraven gaire, que com a molt i si hi havia diners es feien algun detallet. Això sí, als indis els dolços i les coses per picar els agraden molt, sempre en treuen per prendre amb el te i quan hi ha visites, així que he decidit seguir el seu costum i preparar aquest plat d'orelletes que oferiré al primer que em vingui a visitar!)

diumenge, 8 de juliol del 2012

Humitat

Cada vegada que tornem d'estar uns dies fora pateixo pel que ens trobarem a casa. Aquesta vegada, ja en ple monsó, ha sigut la pitjor: se m'han podrit les sabatilles i les sandàlies daurades de cuir sense tractar. També ha caigut una de les fulles de la palmera i les parets s'han omplerts d'una mena de cucs amb closca que no veiem moure's mai ni sabem a què es dediquen però que no poden ser bons, oi?

Crec que no exagero si dic que la humitat, juntament amb els mosquits (fòbia personal), és el pitjor de viure a Mumbai.

diumenge, 24 de juny del 2012

Ir al cine en Mumbai

Sábado, 4 de la tarde. Decidimos celebrar la vigilia de Sant Joan yendo al cine a ver Brave (la primera opción era quedar para tomar algo con los compañeros, pero resulta que toca fútbol). Nos ponemos a internet a buscar dónde la echan... y la cosa se complica. Webs de cines con la usabilidad de un muñón, carteleras que no van o se contradicen, teléfonos de contacto con contestador automático... ¡Parece que ir al cine en esta ciudad es como jugar a la ruleta!

Al final Jose se baja una aplicación para móviles que contiene una lista con los cines que la echan en 2D. A las 10 de la noche en el Metro Big Cinema. Bien.

Llegamos allí a las 19h, nuestra intención es comprar ya las entradas y luego ir a visitar el barrio de Kalbadevi. Pero ¡ay, amigo! resulta que la aplicación estaba mal y que la peli era a las 10 de la mañana. Intentando controlarme le pregunto al taquillero si me puede decir en qué otros cines de su cadena la echan en 2D esa tarde, dado que en la web de la compañía los horarios para el mismo día no salían. Me dice que si queremos verla en 3D la echan allí en 10 minutos, y que de los otros cines ni idea. Maldigo en voz alta la inutilidad de este país y al inventor del 3D. ¿Qué opción nos queda? Según la aplicación, la echan a las 10 de la noche en un cine a la otra punta de la ciudad, pero visto lo visto es muy probable que en ese cine también se hayan equivocado y que en realidad sea a las 10 de la mañana, con eso de que es una peli "para niños" y en 2D para más inri.

Decidimos seguir adelante con nuestro plan de visitar el barrio de Kalbadevi; ya nos preocuparemos más tarde del cine. El barrio es muy antiguo, con edificios enormes y sucios, mucho templo, mucha tienda, mucha gente y lluvia cada dos por tres. Nos gusta descubrir nuevos rincones de esta ciudad, pero con tanto gentío acabamos muy cansados. Es entonces cuando vuelvo a sacar el tema del cine. Son las 20h y algo, si cogemos el tren aún llegamos a intentar pillar alguna sesión en uno de los multisalas de Andheri West. Con las pocas ganas que nos quedan, decidimos intentarlo. Taxi hasta la estación, tren hasta Andheri, rickshaw hasta los malls... y ¡bingo! tienen una sesión a las 22:15h. En 3D, claro, pero hay que saber cuando una batalla está perdida.

Compramos las entradas, dejamos que nos revisen la bolsa (llevamos una cámara pero como tenemos pinta de turistas nos dejan pasar) y subimos arriba a comprar algo para cenar. Hay variedad para escoger: palomitas, pizzas, pasta, bocadillos... Al final nos pillamos unos momos y una chilla. Que qué entrada tenemos, nos pregunta el tipo que despacha. ¿Por? Pues porque resulta que te lo traen a la sala. Así no tienes que esperar, solo tienes que molestar al resto de espectadores mientras el camarero cruza toda la sala con tu pedido a media película. Claro que cuando todo el mundo lo hace, ¿quién es el raro ahí?

Eso estaba reflexionando yo cuando, ya sentados en las butacas, los anuncios terminaron para dejar paso a una bandera digitalizada de la India y unas letras que decían: "Himno nacional. Por favor pónganse en pie". Y ante nuestro asombro todos los indios de la sala se levantaron para escuchar respetuosamente el himno nacional. Nosotros hicimos lo mismo no sin pensar que estas cosas eran más propias de otros tiempos y otros regímenes. Pero eh, cada uno construye país como mejor sabe.

Por fin empieza la peli y poco a poco nos vamos adentrando en la historia y olvidándonos de todo. Vemos los problemas que tiene Mérida, una adolescente escocesa, con su madre, que no la comprende. Mérida, impulsiva, intenta cambiar las cosas a lo bestia, no le sale bien y... ¡Vaya, se ha cortado la peli! Eh, ¿por qué nadie se queja? ¿Y eso no será... ¡un camarero!? Pues sí, es un camarero que viene a preguntar si queremos algo más mientras el personal se dedica a ir al lavabo o a estirar las piernas. ¿¿Pero esto qué es?? Me parece muy bien que vivan anclados en el pasado, con intermedios, etc., pero alguien debería explicarles que hoy en día las películas no vienen preparadas para ello ni falta que hace.

En fin, creo que tardaremos mucho en volver a ir al cine en este país...

dimarts, 12 de juny del 2012

Previsió meteorològica

Aquest any el monsó fa coses molt rares...

El cap de setmana passat va ploure a bots i barrals però després va parar i no hem tornat a veure ni una gota.

dimarts, 5 de juny del 2012

Oh-oh...

Ayer por la tarde había una luz diferente, gris y sin sombras en vez de la habitual puesta de sol dorada, y esta mañana el ambiente es ligeramente más fresco, se palpa cierta húmeda quietud en el aire, desde la ventana me da la impresión que es como si todos los árboles de la calle estuviesen a la espera de algo. Esto solo puede significar una cosa: que el monzón ya está a la vuelta de la esquina.

dimarts, 17 d’abril del 2012

Qué comemos en la India

Una pequeña muestra de lo que comemos por aquí: dal (lentejas), chana (garbanzos), arroz basmati de verdad, chiles, jamun (el fruto negro), gengibre, bhindi (la verdura rara), el omnipresente cilantro y aceites de origen variado (en este caso, de mostaza y de cacahuete).

dilluns, 9 d’abril del 2012

El arte de timar al turista

Los indios son grandes expertos en lo que al timo se refiere. O quizá debería decir “grandes expertos en conseguir que pagues lo que crees que vale ese artículo”. Supongo que en su origen consideraban que un artículo valía lo que el comprador estuviese dispuesto a pagar o lo que el vendedor estuviese dispuesto a recibir. De ahí lo de regatear, porque esos dos precios raramente coinciden. Pero hoy en día con el auge del turismo y la creencia de que la gente en occidente es inmensamente rica, la sensación que uno acaba teniendo es que le timan por todas partes. Saben que no sabes cómo regatear, saben que no sabes lo que valen las cosas. Te ven indefenso, huelen la indecisión. Y se aprovechan. Veamos unos cuantos ejemplos:

Cuevas de Ajanta, 9 de la mañana

Somos los primeros turistas en aparecer en el recinto. Justo antes de la parada del bus que lleva a las cuevas, hay un pequeño mercado turístico. Y justo antes de este, los vendedores te esperan como buitres. Pero no para abalanzarse con las baratijas colgando, eso es poco elegante. El sistema de estos consiste en preguntarte de dónde eres, sonreír y decir “oh, beautiful city”, preguntarte el nombre y finalmente invitarte a su tienda. Parece muy obvio contado desde aquí, pero cuando estas allí, que no sabes muy bien hacia dónde ir y todos parecen tan amables, la cosa cuela. A nosotros hasta nos invitaron a un chai y nos hicieron sentar, cosa que, por lo que he leído, no es tan rara. Luego empiezan a mostrarte collares, tallas de piedra, gemas, lo que sea, siempre recalcando que no tienes por qué comprar nada si ven que pones mala cara. Se agarrarán a cualquier mínimo comentario que puedas soltar por gentileza, tipo “it’s nice”, y te lo recordaran cada vez que intentes huir, te pondrán ese collar o esa talla en la mano, y te dirán cosas tipo “sé que gusta, te lo dejo por X, y por X si además compras X” mientras repiten tu nombre sin parar para atraer tu atención (esa me pareció una técnica muy terrible pero efectiva). Incluso se pelearán entre ellos para venderte la misma cosa, lo que genera al estresado turista el sentimiento de “ahora al menos se lo tengo que comprar a uno de los dos”. Pueden llegar a ser tan insistentes e imitar tantas poses (desde cabrearse a poner cara de cordero degollado) que acabas comprando no sabes muy bien si por pena, miedo, ganas de huir o falta de voluntad (te la chupan como vampiros, los cabrones). Supongo que a estas alturas no os sorprenderá que les comprásemos algo. También cayeron un par de americanos que nos encontramos luego en Aurangabad y que nos dijeron que habían comprobado que nos cobraron las baratijas diez veces más que su precio estándar.

Los rickshaws y taxis

Subirte en un rickshaw es siempre emocionante porque no sabes si el que has pillado será honesto con el precio, sabrá dónde va, te devolverá cambio o tendrá suficiente gasolina. En otro post ya os hablaré específicamente de este método de transporte, pero ahora me gustaría decir que dependiendo de la ciudad, el lugar donde lo cojas, etc. los ricksheros usan una técnica u otra para sacarte hasta el último céntimo. Una técnica habitual es no poner el meter, decir que está roto y hasta enseñarte el cable pelado que lo demuestra. Entonces es cuando te ofrecen un precio desorbitado sobretodo si saben que no tienes otro método de transporte (caso de los hoteles de las cercanías de Nashik). O puede que no tan caro, pero que a mitad de camino el rickshero pare y pregunte a un colega dónde está el sitio y que entonces entre los dos te expliquen que está más lejos de lo que creían y que le tienes que dar 80 rs más. También nos hemos encontrado taxistas que haciendo caso omiso de nuestras quejas nos han dado la vuelta padre. Lo jodido es que con esta gente es muy difícil conseguir que lo acepten y nos devuelvan parte del dinero (sobre todo cuando les das más porque no llevas suelto). Y si bien esta técnica se encuentra en todos los países, que no te devuelvan el cambio ya es más sorprendente. Normalmente se lo pasas porque son solo unas monedas (céntimos de euro) y no tienes ganas de discutir, pero si lo piensas en conjunto… ¡se sacan unas pelillas de más por la cara!

Comprar en sitios turísticos

Leí en la guía que en Aurangabad hay un taller donde bordan a mano saris típicos de la zona. Pero no supe leer entre líneas que eso es una atracción para turistas. Que si está en la guía es por algo. El sitio tiene un aspecto entre museo y tienda, en la parte de delante tiene los telares donde trabaja la gente y detrás hay la tienda donde te enseñan los saris. Es el negocio perfecto, porque se aprovechan de que la artesanía esté tan bien valorada por los turistas para hinchar los precios tanto como quieren. Luego hasta te hacen una rebaja y todo y piensas, “qué majos son”. Pues bien, compré un sari de seda (¡sísí, un sari!) muy chulo la verdad, pensando en llevarlo en una boda a la que vamos a asistir, y me cobraron unas 10.000 rs (unos 150 euros). Sabía que los hechos a mano cuestan desde 3.000 rs hasta 20.000, 30.000, etc. y viendo que los que me enseñaron por 5.000 rs aprox. eran de peor calidad, me pareció un precio aceptable. Pues bien, hablándolo esta mañana con mi profe de hindi, me dijo que eso en Mumbai lo hubiese encontrado por la mitad de precio. O menos. Y no porque sea Mumbai, si no porque no valen tanto los de esa calidad. Que me timaron de nuevo, vamos.

dijous, 22 de març del 2012

Nuestra casa, una evolución



Bienvenidos a Raj Nandini [nombre del edificio], 1st floor, flat nº 1, 21st Rd., Bandra West, Mumbai 400 050.



Muchos bloques de pisos en Mumbai no tienen planta baja sino que esta es un espacio abierto donde aparcan los coches y viven los watchmen (vigilantes) día y noche. En la foto la "casa" de nuestro watchman.



Cuando nos mudamos decidimos que una de las dos habitaciones sería el comedor, así que levantamos la cama maciza y la pusimos junto a la pared con la ayuda del watchman y una generosa propina. Actualmente el cabecero metálico sirve para colgar las camisas.



Nuestra cocina, tan vacía el primer día.



Conseguir una lavadora que funcionase fue toda una odisea. Tuvimos tres de diferentes, y cada una sufría un mal u otro. En la foto, la epiléptica.



Nos costó decidirnos pero al final compramos un bonito conjunto de mesa y cuatro sillas. Podéis apreciar mi cara de felicidad por no tener que comer más en el suelo.



Nuestra cocina, actualmente.



La habitación. Aunque parece acogedora, el colchón es duro como una piedra. Uno nuevo va a ser nuestra próxima adquisición.



El lavabo. A mano derecha, el surtidor de la ducha. A mano izquierda, el de lavarse el culo. Una de las ventajas de ducharse sin plato de ducha es que el váter siempre está impecable.



Nuestro salon, esta mañana.

dissabte, 17 de març del 2012

Organizando St. Patrick...

(por teléfono, imitando el acento inglés de los indios para que nos entiendan):

"- Hello, is that the Dublin pub? All right, we have only one question: do you sell Guinness beer?
- No, we don't.
- You don't? All right, have you got any Irish beer?
- No, we don't.
- Are you telling me you have NO Irish beer in the Dublin pub?
- You're right, sir.
- Oooookey, thank you very much, Happy St. Patrick's day..."

(repetir esta conversación telefónica con el resto de "pubs" de Mumbai, el Irish House y el Irish Pub)

divendres, 16 de març del 2012

Els làctics

A Mumbai, igual que a París una de cada dues botigues és un forn i a Barcelona, una perruqueria, aquí és ple de lleteries. Són botiguetes regentades, pel que hem vist, per musulmans, petites i netes, plenes de recipients metàl·lics ben fresquets i una bàscula on ho pesen tot. Com a totes les botigues aquí, no hi ha un venedor sinó tres o quatre: el que serveix, el que diu quan val, el que cobra i el que xerra amb el que cobra. Al darrere d'aquests últims hi ha la llista de preus:

"lassi - 20
curd - 70 (kg)
paneer - 250 (kg)
..."

I us preguntareu, què és tot això? Doncs bé, als indis els agraden molt els làctics: són una gran font d'aliment en una cultura quasi vegetariana, serveixen no només de base per a salses i begudes de tota mena sinó també com a ingredient principal dels plats, i a més són la millor manera de fer passar el picant quan beure aigua és poc menys que inútil. Deixeu-me que us presenti uns quants derivats làctics que ja hem conegut i utilitzem habitualment a casa:

Lassi: és una beguda refrescant a base de iogurt i sucre. Te'l serveixen en un got amb una miqueta de curd al damunt. Als restaurants també els tenen de mango, etc. però res a veure amb els de la lleteria! És la millor beguda per acompanyar un àpat indi.

Curd: és iogurt, també anomenat "dahi". He llegit que són termes equivalents ("dahi" és en hindi) tot i que fins ara la meva impressió és que el dahi es el iogurt i que el curd és com més greixós i amb una textura més disgregada. En tot cas el iogurt és la base del lassi i també de la raita, aquella salsa/crema banquinosa que posen per picar als restaurants.

Paneer: és formatge fresc fet amb curd. Nosaltres ens l'hem trobat en forma de tall als restaurants, que vam confondre per tofu. Tenim pendent fregir-lo a veure què passa!

I la llet? Doncs primer vam demanar-ne un litre via delivery (sí, aquí TOT es pot demanar que t'ho portin a casa) i l'endemà un paio va aparèixer a les 6 del matí. Vam haver de llevar-nos i pagar-li les 40 rs. La llet estava deliciosa, ben fresca, però va resultar que era de búfala, que és una llet molt més perfumada i greixosa. Llavors vam cancel·lar el delivery tot i la cara d'ofès del venedor, i des de llavors que a través d'un contacte que va trucar per nosaltres cada dia a les 6 ens deixen a l'entrada un paquetet de mig litre de llet fresca de vaca. És una llet que reparteix el govern. Per pagar-la, doncs no ho tenim molt clar. Un dia al vespre va trucar un home que no parlava anglès (només "milk") i com que no teníem canvi es va quedar 200 rs (li devíem unes 70 o així). Ens va fer entendre que així ja teníem la llet de la pròxima setmana pagada. A veure què passa quan torni!

Finalment us presentaré el ghee. És oli/mantega en format ni líquid ni sòlid, i té gust a parmesà. Com que és baratet (l'oli d'oliva és intocable!) hem estat fent proves a la cuina i sembla que es pot fer servir. A la botiga ens van dir que ells l'usaven per aromatitzar els plats d'arròs un cop fets. També es pot posar als naans (pans) com si fos mantega.

Cada vegada que anem a la lleteria penso: tants productes que trobarem a faltar!

Regatejar

És curiós que sempre acaba sortint el tema de regatejar en totes les converses tipo "ohqueguaiviusaMumbaiquetalhoportes" que tinc últimament, ja sigui prenent un te amb la Sukeshi, amb l'amable i xerraire Ashok de la botiga de vins o via comentaris del bloc amb amigues que viuen a mils de quilòmetres de distància.

Doncs ve, ho porto fatal. Tan el Jose com jo som gent tranquil·la que no volem complicacions, i moltes vegades per evitar haver de trencar-nos la closca fent conversions monetàries o intentant desxifrar l'expressió del venedor ("creus que encara li podem rebaixar més?") paguem el que ens diuen i llestos. La novatada la vam pagar amb una tauleta tipo de càmping per la cuina, que ens va costar 50 euros. Potser per això vam regatejar amb totes les nostres forces la compra de la taula del menjador, massissa, amb superfície de vidre i quatre cadires tapissades. La vam rebaixar de 7000 a 6000 rs (108 a 93€) després d'intentar baixar-la a 5000 i obtenir un no rotund. Vam fer bé? Haguéssim pogut baixar-la potser a 5500 tot que el venedor deia que no més barata de 6000? Ahir ens deien que tenim el problema afegit de que es veu clarament que som occidentals, que suposo que a la seva ment deu ser equivalent a ser rics del cagar. El truc que ens ha comentat molta gent de demanar un preu, fer com que no hi estàs interessat i marxar tot esperant que et cridin de nou encara no ens ha funcionat: mai ens tornen a cridar. O potser és que sempre intentem practicar això de regatejar precisament amb els articles irregatejables. L'altre dia, per exemple, vam anar de parada en parada preguntant el preu d'un quilo de raïm. Tots ens deien 100, i per molt que els diguéssim 50, 70... no hi havia manera. Al final vam comprar el raïm a 100 a un paio que ens venia a 120. Victòria!

Potser per això ens fa tan de respecte anar a comprar peix al mercat. Les peixateres són les expertes mundials en regatejar! I ja no només per por a que ens timin, sinó per por que ens timin el preu i el peix a sobre estigui en mal estat. El millor que podem fer és aplicar al peix la tècnica que ja apliquem als vegetals: anar sempre a la mateixa parada. Així et comencen a conèixer, i si et posen alguna cosa en mal estat, els hi pots recriminar i amenaçar-los de que aniràs al del costat. De moment i sense regatejar crec que estic comprant les verdures al preu que toca més o menys (o potser em timen des del primer dia i jo tan feliç...). Però bé tampoc em queixaré si el quilo de cebes avui va a 16 rs i la setmana passada a 14 si el botiguer es més o menys amable (n'hi ha que semblen espantats quan t'hi dirigeixes i el problema és llavors teu per entendre'ls perquè tenen la refotuda mania de parlar-l'hi a la corbata. La prova definitiva sobre com reacciono serà la setmana que ve si em diu que va a 18...

Finalment m'agradaria compartir l'últim descobriment en tècniques, es titula "regatejar sense dir res". I és que amb el Jose vam comprovar la vigília de Holi com inflen els preus els venedors de roba del mercadillo, i com de fàcil és que els baixin. Preneu nota doncs: l'enèssima vegada que us assaltin oferint-vos un "preciós vestit", pregunteu amb mandra quan val. "250, ma'am". Mireu-vos aixecant la cella i calculant en castellà el preu en euros. També ho podeu fer mirant embobats el venedor sense dir res (esteu fent càlculs, coi!). El venedor començarà a parlar com una bala repetint el preu, i si esteu atents veureu com al cap de 10 segons de xerrameca...:

"250, ma'am, only 250, nice dress, finely embroided, only 250, ma'am, 250, 250, 200, only 200 ma'am...".

Em pregunto on hagués arribat si l'hagués deixat parlar més estona.

diumenge, 4 de març del 2012

De compras

Comprar en Bandra es toda una experiencia sobre todo para quien no está acostumbrado a regatear. Como se nos nota que no somos indios, siempre corremos el riego de que nos cobren muchísimo más del precio de mercado, pero esto también les pasa a los locales. El problema es que nosotros no tenemos ni idea de qué nos deberían cobrar por algo, y luego hay veces en las que nos da mucha pereza ponernos a discutir o simplemente se nos olvida. El resultado es siempre el mismo: nos la acaban metiendo doblada.

Por eso el otro día me alegré de que Shraddha me acompañase a comprar. Tenía muchas dudas especialmente con las frutas y verduras, porque no las venden en tiendas sino en puestecitos callejeros cuyos dueños no hablan ni pizca de inglés y donde los rótulos con precios brillan por su ausencia. Shraddha me llevó hasta el extremo de su calle, en 13th Rd, y allí se acercó a un puesto de verduras (los puestos se dividen en: de verduras, de frutas, de ajos y de cebollas y patatas). Le dije lo que quería, y se puso a discutir con el tendero, luchando por cada precio de cada verdura. Evidentemente yo no comprendía nada de lo que decían, pero me pareció entender que le estaba diciendo al tendero que no me timase, que yo venía con ella y tenía derecho a los precios de siempre. ¡Eso eso, que aquí no somos turistas! A veces Shraddha me puntualizaba cosas en inglés como "el zucchini y el cucumber serán algo más caros porque no son verduras autóctonas". En total: 92 rupias por un par de pimientos, 2 pepinos, 2 lechugas, medio kilo de tomates, cuatro mini berenjenas y un calabacín. Eso son... ¡1,38 €!

Luego le pregunté por la carne, pero como en su familia son vegetarianos no tenía mucha idea. Aun así, me acabó señalando una pollería, aunque no quiso acompañarme dentro. Yo me acerqué a la barra, y el señor me preguntó que qué parte quería: muslos, patas... No lo tenía muy claro, así que le pedí medio pollo y me dijo que así no los vendían, pero que me podía dar uno entero por 110 rs el kilo. ¡Pues venga! Y la sorpresa fue mía cuando el señor se dirigió a unas jaulas y de ellas sacó el pollo, vivo. ¡Pensaba que me lo iba a dar así tal cual! Pero no, el señor tuvo la amabilidad de matarlo, desplumarlo y despedazarlo ahí delante mío.

Podéis entender entonces el mal rollo que me daba entrar en la carnicería que descubrimos el sábado, musulmana por supuesto, donde venden exclusivamente carne de cordero. Estaba vacía de clientes (era muy tarde) pero había un montón de hombres con el birrete que nos hicieron señas para que entrásemos. Primero no sabía a quién dirigirme (en las tiendas indias hay el que cobra, el que le dice lo que hay que cobrar, el que atiende, el que sirve...) pero luego vi al fondo un señor viejísimo con una larga barba blanca teñida de naranja sentado en cuclillas encima de una tarima y con un par de enormes balanzas al lado. A él le indiqué los gramos y me puse la mano en la parte del cuerpo de la que quería la carne, y tranquilamente cogió y pesó unas cuantas porciones de entre los pedazos de carne que tenía distribuidos alrededor. La verdad es que la imagen del viejo rodeado de costillares impactaba, pero la carne estaba buena y no hay mucho más donde elegir, así que esa va a convertirse en mi carnicería halal habitual.

Hasta aquí todo parece muy complicado (no, no hay supermercados) pero luego sí hay tiendas tipo colmado donde puedes comprar galletas, salsas, pasta, encurtidos, frutos secos y también productos de limpieza, etc. Estas tiendas también acostumbran a tener sacos con lentejas y arroz de un montón de tipos que se compra a granel. Hemos comprobado que excepto para algunos productos como el papel de váter, las tiendas de barrio salen a cuenta e incluso venden los productos un poco por debajo del MRP (Maximum Retail Price) que viene indicado en el paquete. Luego, claro, hay productos caros, como el aceite de oliva a 6€ el litro, o productos inexistentes como el chocolate o los embutidos.

¿Y los huevos? Para comprar huevos, tenéis que estar atentos a los pequeños quioscos que pueblan las calles, los venden junto con las revistas y los caramelos y te los ponen en un cucurucho de papel.

dijous, 1 de març del 2012

Reglas de supervivencia

La vida del habitante en Mumbai y en especial la del europeo (preocupado por todo el tema higiénico) puede llegar a ser extrañamente metódica:

- A las 6 h el lechero pasa a repartir la leche fresca del día.

- A las 7:30 h se debe hervir la leche para que Jose pueda tomarse un te antes de irse.

- A las 10 h aprox. recogen la basura, que debe estar colocada enfrente de la puerta.

- Cada vez que se ensucia un cacharro de la cocina, aunque solo sea la taza del desayuno, se debe lavar inmediatamente para que no aparezcan las hormigas.

- Cada vez que se va a consumir una fruta o verdura que no va a ser pelada se tiene que lavar con agua filtrada.

- Cada vez que se quiere usar el gas se tiene que encender y apagar la bombona. Lo mismo con el agua caliente de la ducha.

- Cuando se llega de la calle uno debe o descalzarse o ponerse las zapatillas para no entrar mierda en casa.

- Al atardecer uno debe acordarse de cerrar las ventanas si no quiere que la casa se le llene de mosquitos.

- Si va a salir uno debe acordarse de ponerse el repelente si no quiere quedarse sin sangre.

- Antes de ir a dormir uno debe acordarse de activar el líquido anti-mosquitos si no quiere pasar la noche del loro.

dimecres, 29 de febrer del 2012

Classes d'hindi amb la Sukeshi

Avui he anat per primera vegada a classe d'hindi a casa la Sukeshi. La Sukeshi és una amiga de la nostra landlady, és professora de sànscrit i viu dos carrers més enllà del nostre, a 15th Rd. Com que no entenia les instruccions que em donava per telèfon, la seva filla m'ha vingut a buscar, i així he conegut la Shraddha [shotdra'ha, crec]. Viuen les dues soles a casa, cosa que, com elles mateixes han puntualitzat, no és gaire corrent ja que la unitat familiar habitual aquí és el que es coneix en anglès com joint family. La Sharddha també té un germà que viu a Califòrnia i que vindrà aviat a l'Índia per casar-se.

Només entrar a la casa m'he tret les sabates i les he deixat a l'entrada, malgrat que elles insistien en que no calia. De seguida la Shraddha m'ha portat un got d'aigua, i assegudes al sofà, la Sukeshi i jo ens hem inspeccionat mútuament, com si diguéssim. Li he explicat d'on era, quan feia que havia arribat a l'Índia i com d'important creia que era aprendre hindi. Ella al seu torn s'ha interessat per Espanya (es veu que el seu fill hi vol anar de viatge de noces), m'ha dit que a la seva filla li agradaria molt aprendre espanyol i que si jo li feia de professora ella em faria les classes gratis. Tracte fet!

I hem començat la classe. Primer m'ha ensenyat el nom d'algunes verdures i hortalisses, i jo en prenia nota en la forma transcrita. Per exemple, patata és aloo, col és gobi i llenties, dal. Després m'ha escrit totes les vocals i com es pronunciaven. En tenen 12, algunes de llargues, d'altres de curtes, també una neutra i un parell de misterioses que es pronuncien [am] (el famós Ommmmm!) i [a'ha]. El deures per divendres són saber-me-les de memòria.

Quan ja hem donat la classe per acabada i ja em disposava a posar-me les sabates, la Sukeshi m'ha preguntat si volia un te. Oh i tant! Ja feia dies que intentava provar el famós chai, un te que es serveix amb llet i especiat, en aquest cas, amb gingebre. Estava boníssim! Me l'han servit amb unes pastes fregides i lleugerament picants. Ha sigut llavors quan, més relaxades, hem xerrat sobre totes aquelles coses que m'intriguen de l'Índia. Per exemple, m'han explicat que són jainistes, una religió on es segueix de manera molt estricta el precepte de la no violència. Tant, que fins i tot el fet d'engegar el ventilador no està ben vist, perquè pots matar algun bacteri! Davant la meva incredulitat, però, la Sukeshi ha puntualitzat somrient que no sempre eren capaços de complir amb aquestes normes tan severes, i que evidentment engegaven el ventilador quan feia falta, i fins i tot ella matava algun mosquit especialment emprenyador de tant en tant. Ser jainista també comporta, per suposat, ser vegetarià, inclosos els ous a no ser que es trobin a la massa d'algun pastís, per exemple. Tampoc veuen alcohol, però en canvi en una visita a Califòrnia la mare va provar el vi dolç. Diu que no li va agradar gens!

Em fa molta il·lusió haver travat amistat amb aquesta família, gràcies a ells podré començar a integrar-me una mica millor. Ja m'han dit que per qualsevol cosa les truqui que casa seva és casa meva i que un cap de setmana hi hem d'anar a dinar amb el meu "marit"! Serà divertit!

dimarts, 28 de febrer del 2012

"Esta mañana vendrá el fontanero para instalar la lavadora"

Llevamos ya 3 días con indios entrando y saliendo de casa para instalar o reparar las cosas más variadas, y a estas alturas ya me veo capaz de contaros que significa aquí algo tan cotidiano como "esta mañana vendrá el fontanero para instalar la lavadora". Pues bien, cuando por fin suene el timbre más o menos a partir de media hora más tarde de la hora acordada, aparecerán en el rellano no uno sino un mínimo de dos o tres indios con cara de asustados. Los dejarás entrar e irán directos al tema (eso sí lo tienen, saben a lo que van). Puede que se queden un poco bloqueados dependiendo de la dificultad (por ejemplo ayer tenían que instalar una lavadora, un filtrador de agua y el grifo a partir de una única tubería), que se pasen un buen rato discutiendo y que luego se vayan de nuevo "a por piezas" con lo que quizá tengas que darles ya la mitad del pago. Cuando por fin reaparezcan, lo habitual es que uno se ponga a trabajar mientras los otros lo observan. Al cabo de un rato seguramente llame a la puerta un tercer colega mudo que también se añadirá al grupo, acompañado de uno o más agentes inmobiliarios hablando por móvil. Estos están enganchados al aparatito, hubo un momento la mañana del lunes que en sonaban hasta tres melodías a la vez, y los brokers venga a responder y hacer llamadas. Y en los momentos en los que no hablan por móvil, lo más normal es que se dirijan a ti preguntando si todo está en orden. En el momento en el que tú les recuerdes que aún falta arreglar la luz de la habitación asentirán y invariablemente harán otra llamada. Entonces te dirán que a la mañana siguiente vendrá el electricista, y cuál no será tu sorpresa al ver que se trata del mismo indio de ayer (y su colega). Y es que aquí en la India resulta que son especialistas en arreglar de todo, que no deja de ser un contrasentido, pero oye, ninguna queja, ya que las cosas acaban funcionando y además el apaño es siempre el último grito en reutilización y originalidad. Por ejemplo, hoy han venido a poner el ADSL y nada de entradas de teléfono ni pijadas: el cable de red entra directamente por la ventana desde algún punto misterioso del vecindario.