divendres, 17 d’agost del 2012

La libertad de escoger pareja

Hoy he asistido a una escena familiar muy habitual en la sociedad india pero que ya no se da en la nuestra, una situación que a nosotros nos puede llegar a parecer anticuada y hasta retrógrada: la elección de un marido para la hija.

Allí estaba yo, en la salita, con la hija en cuestión, la madre y los tíos, saboreando un te e intentando descifrar los detalles de la acalorada discusión. Primero no tenía ni idea de sobre qué hablaban (lo hacían en kutchi, el idioma que habla la gente de las regiones de Kutch y Sindh) pero observando el hecho de que la chica parecía defender algo que a su tío no le hacía mucha gracia, la cara de preocupación de la madre y dos o tres palabras en inglés que conseguí captar (money, dependent, confidence) formulé una hipótesis que resultó acertada: aquí están hablando de futuros maridos.

La madre me lo confirmó bajito en inglés: estaban valorando si un chico que se había visto con la chica en 5 o 6 ocasiones, con estudios i la intención de montar un negocio, pero sin mucho dinero actualmente y por lo tanto dependiente de su familia era un buen partido. "She's passionate but we see things differently [ella opina desde la pasión pero nosotros lo vemos diferente]", me comentaba la madre. Por supuesto. No creo que en estos temas las opiniones de padres e hijos coincidan en ninguna parte del mundo. La diferencia es que en según qué culturas la decisión se toma por consenso entre familiares y teniendo en cuenta en mayor o menor medida la opinión de la implicada, mientras que en otras como la nuestra escuchamos a los mayores pero al final hacemos lo que nos da la gana. Consideramos que la libertad del individuo es sagrada a la hora de escoger qué hacer con nuestra vida. Eso sí, si luego sale mal, cada uno a apechugar con lo suyo.