dilluns, 7 de maig del 2012

Día 7 de mayo de 2012

Era un día caluroso en Mumbai, los taxis pasaban por la calle haciendo sonar sus bocinas sin parar y los cuervos graznaban como si augurasen un mal presagio.

Bajé del tren que solía coger a diario para volver a casa después de un duro día de trabajo, miré a un lado y a otro de la carretera en busca de un rickshaw que me llevara hasta mi hogar y recibir mi merecido descanso. 

Un señor muy amable me recogió, le dije mi destino, no lo entendió, le di un par de indicaciones, tampoco las entendió, así que simplemente me monté y solté un desconsolado "siga, siga". Tras cruzas un par de avenidas y unas cuantas calles más le dije el tan socorrido "roco" y listo.

Crucé la puerta de entrada del edificio que da paso a la zona de aparcamientos, subí las escaleras hasta el primer piso y me acerqué hasta la puerta de casa. Estaba buscando la llave en mi mochila cuando de repente algo llamó mi atención. Un extraño mensaje críptico se encontraba sujeto con una pinza de la ropa como si de una advertencia macabra se tratase. ¿Se trataría de una amenaza de secuestro? ¿Algún tipo de vudú?

La curiosidad pudo más que el miedo y cogí la extraña foto en la que aparecíamos Anna y yo. Una instantánea que capturaba un momento cualquiera de alguno de nuestros paseos por la calle. Al girar la foto vi el siguiente mensaje: "Si pensabas que por estar lejos de casa nadie se iba a acordar de tu cumple..."

Corriendo abrí la puerta, lancé la mochila a un lado, dejé las llaves en cualquier sitio y me encaminé hacia el salón.

Y allí estaba. Apoyada sobre un triángulo de cartulina se encontraba un collage con decenas de pequeñas personas recortadas. De alguna forma habían venido a felicitarme todos aquellos que no habían podido hacerlo en persona.

¡Muchas gracias a todos!